"Lo entretenido de la cervecería es que te permite experimentar", dice la creadora de la "birra del gatito".
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Verónica Carrasco tiene 31 años y es ingeniera en alimentos. Los procesos de fermentación, de cocción, la limpieza de los insumos, eran temas que manejaba con gusto cuando estudiaba. Pero nunca imaginó que terminaría aplicándolos como creadora y dueña de su propia cerveza, Vericio. Lo que comenzó como una cerveza casera y con las fotos de sus propios gatos en las cervezas, hoy se ha consolidado como una cerveza artesanal en conocida y en crecimiento.

Verónica Carrasco

Vericcio cuenta con una producción de 1.000 a 1.500 litros al mes y se proyecta a producir más, si las cuentas acompañan. Conversamos con Verónica en su lugar de producción, en el barrio Matta sur, en medio del olor a lúpulo y sus botellas. También, nos comentó sobre sus expectativas en que los cerveceros artesanales se organicen como gremio y sus nuevos desafíos como productora de “la birra del gatito”.

¿Cómo nace la cerveza Vericcio?

Nace por el gusto por la cerveza. Había probado varios sabores de cerveza y por mi carrera había tenido materias sobre fermentación, microbiología, cereales, y por eso el rubro cervecero me parecía muy entretenido. Y en un momento pude comprarme un kit casero, y hacía allí mis cervezas, todo con una olla. En ese tiempo no conocía a nadie que hiciera cerveza, así que leía harto del tema. Y de a poco me empecé a meter. Después seguí con los 50 litros. En ese tiempo ya conocía  a personas que estaban en lo mismo, pero igual no había mucha información. Y un día, en Facebook, vi una página de cerveceros artesanales de chile, y ahí pude conocer más gente. Y empecé a meter mi cerveza en copas, para aprender qué tenía la cerveza, si estaba bien, o estaba mal y cómo arreglarla.

¿Qué hace de Vericcio una cerveza única? Porque ya llama la atención por el diseño, de gatitos…

Sí, el gato es llamativo, incluso hay gente que la compra por la etiqueta y luego le gusta la cerveza. Los estilo que manejo son fáciles de beber, a excepción de la cerveza ahumada, que es una cerveza que salió de un estilo experimental, que le fue bien. Es un estilo que te gusta o lo odias, pero le ha ido bien. A mí me gusta hacer experimentales, colaborativas, ahí hay libertad de hacer cervezas con jengibre, cardamomo, con damasco, etc. Porque la línea fija ya no se mueve. Pero lo entretenido es tener libertad para experimentar.


En estos años, ¿Has visto que ha cambiado el paladar del chileno? ¿O, por lo menos, de los consumidores de cerveza artesanal?

Sí, antes me decían que querían cervezas más dulces. Pero a medida que van probando cervezas, el gusto por las IPAS, que son más amargas, con más aromas, ya salen del sabor dulce y ha generado que ha ido cambiando el gusto. También pasa con el tema de los sabores, la gente busca que los sabores de frutas y hierbas estén sobre el sabor a cerveza, y esa no es la idea, la idea es que se sienta la cerveza, y eso es un gusto que se adquiere

¿Qué proyectos tienes para la cerveza Vericcio este año? ¿Dónde se puede encontrar la cerveza?

Estamos en botillería Piscis en Providencia, que es un local que tiene muchas cervezas artesanales nacionales. La botillería Me Lancé de Irarrázabal. Y en otros bares, como Santa Cebada, el Mourgues, el Mossto, la Grifería, en Gluck. Y también hacemos despachos.

Nosotros estamos haciendo mensualmente entre 1000 a 1500 litros, la idea es crecer. Pero depende de las lucas. Mi idea es que todo sea más profesional, ir mejorando el producto, porque ya es mi trabajo, no es un hobbie.

Los fermentadores donde se prepara la cerveza Vericcio

Además estás participando en otras organizaciones, como la Comunidad de Mujeres Cerveceras y los cerveceros caseros ¿Cual es tu interés por estar en estos gremios?

Cervecería casera, fui siempre, incluso haciendo 50 litros, todavía eso es cervecería casera y por eso me metí, para ir aprendiendo de esto. Cuando estaba partiendo Vericcio nos metimos ahí con un amigo, empezamos a ir a reuniones, hablaban temas técnicos, hacían cocciones en vivo, entonces era muy enriquecedor. Es un grupo me entregó mucho conocimiento y por eso ahora soy parte de la directiva de Chile Bruers.

Y sobre la comunidad de mujeres, lo que vimos es que las mujeres siempre eran minoría en la producción de cerveza. No es la primera vez que intentamos organizarnos, pero ahora se dio de forma más fluida, porque entraron mujeres de diferentes áreas: productoras, vendedoras, mujeres que tenían locales. Y nos vino a hacer una charla una cervecera argentina y nos recomendó que antes de hacer cualquier cosa, nos conociéramos. Y eso nos hizo mucho sentido, porque al principio queríamos hacer de todo, pero no sabíamos quienes éramos. Así que primero empezamos a juntarnos para conocernos. Y fue tan abierta la invitación, que llegaron muchas mujeres, y eso fue bueno. Ya estamos planificando el año, tratando de evitar de que pase lo que pasó antes, que la gente perdió el interés. Acá la idea es que todas participen y opinen. Le tengo mucha fe.

¿Y tú ves que hay obstáculos o trabas para las mujeres en el mundo cervecero? ¿O quizás se cohíben en un mundo que tiene más hombres?

Yo creo que la idea es cambiar los paradigmas, darle una visión femenina al rubro, visión que estaba perdida, se sabe que hace muchos años eran las mujeres las que hacían cerveza y eso se ha ido perdiendo con la publicidad y los estereotipos. Nosotras apuntamos a apoyar a las chicas que no se atreven o que creen que es solo para hombres. Les decimos que no es así, si te gusta, puedes hacer maridaje, producir, estar en los servicios.

La idea es apoyar a las mujeres que están empezando, para que se atrevan a hacer cerveza. Y que se sientan cómodas en el grupo, si tiene dudas, las realicen o quieren participar, mejor.