Celebrew es una empresa líder en el mercado de las capacitaciones y asesorías dentro del mundo de la cerveza a nivel nacional. Son representantes de la academia de Doemens en Munich y de la casa de monitoreo sensorial y analítico de sabores Flavor Active en Londres.
Fue así como invitaron a Comunibeer a ser parte del inicio de curso de para obtener la certificación de Beer somelier de Doemens. Acompañamos a un grupo de estudiantes en su primera sesión de clases en el Hotel NH, en Providencia, quienes intentarán alinear esa información sensorial y desarrollarla a través de 100 horas de trabajo.
A la inauguración del curso asistió Cilene Saorin, quién además de ser beer somelier, directora y capacitadora para la academia de Doemens, es ingeniera en alimentos, con una especialización en marketing, y maestra cervecera certificada por la universidad politécnica de Madrid. Ella se ha destacado por haber trabajado por más de 16 años en el mundo de la producción de la cerveza para algunas de las compañías más grandes del mundo: Brahma, Petrópolis, AmBev en Brasil y FlavorActiV en Inglaterra.
Para Cilene, las personas ingresamos al mundo de la degustación con una carga de memoria sensorial y un repertorio: la manera en que nombramos a la información que recibimos a través de nuestros sentidos. Nos explica que la gastronomía es la intervención de los elementos de la naturaleza en una manifestación humana, por ende, una expresión de la cultura. No es sólo de lo que se come, sino también de lo que se bebe. El acto de tomar y beber son parte de un mismo proceso. La cerveza es parte de la gastronomía y una expresión de arte humana, antes de que sea ciencia y tecnología. Es tan parte de la cultura como una pintura, una poesía o una pieza musical.

¿Podrías comentarnos cómo ves los procesos cerveceros a nivel latinoamericano y especialmente en Chile?
Desde el punto de vista de producción se ven muy competentes, hay cervezas que producen estilos muy fieles al estilo del viejo mundo, pero hay otras cervecerías también que se están enfocando en enseñar lo que es el terreno chileno, lo que está muy bien. En la esfera de producción, me parece prometedor desde el punto de vista de una persona curiosa como yo y otros tantos, que viene a Chile a conocer al país, su cultura, su gastronomía a partir de una copa de cerveza.
Desde el punto de vista del servicio, veo que se vienen oportunidades, pues hay mucha gente interesada en prepararse y comunicar mejor todos los rasgos de la bebida, pero como todo el mundo, Chile ha recién comenzado, todavía falta mucho por aprender. Hay que evaluar si es necesario cambiar la forma en la que comunicamos la cerveza.
¿Cuál sería tu opinión respecto a la gente que está empezando este movimiento desde la producción casera, desde los homebrewers?
Es bastante osado. Hay que estar muy bien enfocado en tener una producción que sea económicamente viable, desde el punto de vista del negocio, financieramente accesibles al cliente. Una originalidad, una identidad muy propia, contribuye a mejorar las posibilidades de negocio, es lo que yo veo que puede ocurrir en los próximos años.
¿Cómo vemos este movimiento innovador dentro de los próximos años?
La cerveza pasa por un proceso de cocción, que convierte a la naturaleza en cultura, hay una íntima relación de la gastronomía chilena con la producción enoturística que lleva algunas décadas en Chile. Solo resta educar a la gente, ese es el papel de los beer someliers que ayudan a conectar al comensal con esas sensaciones y que naveguen por la cultura de una manera más sencilla.