Álvaro Figueroa es uno de los dueños de este bar en medio del barrio Yungay. En esta entrevista nos cuenta cómo ha sido la relación con su barrio y su interés por hacer su propia cerveza.
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Álvaro y Francisco Figueroa son hermanos gemelos. Y no solo comparten sus rasgos y sus genes, sino también el ser dueños de uno de los bares cerveceros más icónicos de la capital: Yungay Viejo. El local cuenta con más de 10 años de historia cervecera. 

Álvaro se reunió con nosotros y nos contó cómo surgió el bar, la historia tras el lugar que alberga al Yungay Viejo, la interacción con la diversidad cultural de sus vecinos y cuáles son las expectativas a futuro.

¿Cómo fueron los primeros pasos del Yungay viejo?

Todo comenzó el 2009, mi hermano tuvo un emporio chiquitito que le estaba yendo súper bien y le ofrecieron  comprárselo. Mi hermano lo vendió y armó un proyecto para un lugar más grande, pero ya no pensando en el emporio, si no pensando en que nosotros veíamos venir el tema de la cerveza. Sabíamos que en algún momento  iba a haber una tendencia con los bares cerveceros. Así que decidimos arrendar este lugar, que es un espacio enorme, pensando en cómo lo íbamos a llenar. Porque hace unos 10 años atrás las cervezas que más se conocían eran las industrializadas.

Sin embargo, asumimos  el riesgo y se nos acercaron un par de cervecerías artesanales de aquel entonces, a ofrecernos cervezas para venderlas en el local. Una de las primeras cervezas que tuvimos en schop fue la Kross. Comenzamos a hacer tocatas, unos de los primeros que tocó aquí fue Mauricio Redoblés en esos tiempos. 

Había una especie de proyecto con el que estábamos muy involucrados: una de las cosas que nos motivó mucho fue el lugar. En el año 1905, aquí se inauguró lo que fue el teatro Zig-zag, que fue el  primer teatro de cine mudo que se acompañaban con el piano. En ese tiempo tocaba  Jorge “Coke” Délano que no era el pianista titular de teatro, pero que decían que acompañaba súper bien la proyección. Por eso nos interesaban estar aquí. 

¿Cómo ha sido traer parte de la cultura Belga y parte de lo que vivieron en Argentina al Barrio Yungay?

Yo no era muy cervecero, como a los 25 años viví en Bélgica poco más de un año y ahí me fui con la guitarra, porque quería vivir la experiencia de estar en Europa. Y me empecé a dar cuenta que la cultura cervecera allá es impresionante. Tienen  muchas cervecerías chicas y son toda buenas, una cantidad de cervezas impresionantes. 

Recuerdo que antes de irme, había un local que tenía cervezas belgas que se llamaba Santo Barrio. En Bélgica recordaba mucho las cervezas que probé en el local y pensé que debíamos intentar traer eso a Santiago.  En ese tiempo, hablamos de las cervezas Schimmel, Düvel, Golden Draak, la tripel Karmeliet.

¿Hay algo de tu vivencia personal en haber traído parte de la experiencia cervecera y el lenguaje cervecero belga al Yungay Viejo?

Yo creo que, en general, los locales que se dedican a trabajar bien el tema de la cerveza tienen un vocabulario muy específico y en común. Yo por ejemplo, cuando viaje a Bélgica nuevamente, me preocupé de ver el tema de cómo es la limpieza de los vasos y de cómo se sirven los vasos de cerveza. 

Acá, por ejemplo, los dispensadores de cerveza tienen una llavecita que se puede regular. En Bélgica no. Tiran el handle tap, sale el primer chorro de cerveza, lo dejan caer y ponen el vaso en un ángulo de 45º, mueves el vaso para servir la cerveza. La cerveza tiene que salir servida impecable, sin burbujas en las paredes del vaso, sino está sucio. Por último, siempre entre un dedo y medio o dos de espuma. Ellos no regulan la máquina como lo hacen los chilenos, es parte del tema de cómo se trabaja la cerveza.

¿Cómo es la relación con los clientes, ellos también te han enseñado sobre cerveza?

 En estos momentos hay muchas personas que estudian respecto al mundo de la cerveza. Hay alguno que se sientan, me piden algo y se nota que saben.  Hay otros, la mayoría, te piden una recomendación. Que no saben, pero cuando le empiezas a explicar, comprenden todo bastante bien. Es un tema que es perfectamente abordable porque hay una cultura del vino en nuestro país. Quizás nos falta un poco más de lenguaje técnico. Yo creo que, quizás en unos 10, 20, 30 años más, vamos a estar al mismo nivel de la industria del vino, creando nuestros propios estilos de cervezas, siendo más originales. 

¿Cómo utilizan estas referencias para saber que cerveza funciona y que cerveza no funciona en el local?

Eso tiene que ver con dos factores que consideró fundamentales: primero es escuchar a la gente, porque hay gente que sabe y que nos hacen sugerencias, así que siempre pongo mucho oído. Por ejemplo, yo la traje la IPA porque escuché a un cliente hablando de  ese estilo. Esto pasó hace unos 7 años atrás, ahora se transformó en una tendencia, por eso escuchamos mucho a los clientes. También tenemos la posibilidad de ir investigando si aparece un nuevo estilo lo único, tenemos que probarlo y pensar con base a nuestra experiencia si funcionaría o no. Por ejemplo, las cervezas que yo pensé que podrían funcionar, son las Sours, pero la acidez que tienen cuesta que entre en el paladar chileno. Sin embargo, han entrado las IPAS, las Porter, las Imperial IPA, las Pilsen, los estilos alemanes, los Belgas, Las Lambics un poco más. Es complejo predecir que funcionará y que no.

¿ Existe alguna particularidad que haga  que el Yungay Viejo tenga su propia identidad entre los bares cerveceros?

 Sí, son un par de cosas, no es una sola. El  Yungay Viejo está ubicado en un lugar estratégico, me parece a mí.  Además que es barrio patrimonial, que se ha podido conservar dentro de los posible. Todavía sigue siendo un barrio, donde se tiene esa vida de barrio,  hay mucho inmigrantes que ha ayudado a que la gente se relacione, a conversar con todos. Eso está bueno, porque es algo que se ha perdido en el último tiempo. Además encuentro que el lugar es cómodo, que es un lugar amplio, que tiene una barra que yo encuentro hermosa.  

Lo otro, el  Yungay Viejo como un bar cervecero, creo que es uno de los lugares, donde se toman muchas variedades de cerveza. Ahora tenemos 19 salidas de schop y cerca de 140 etiquetas de cervezas. Nos hemos preocupado de entender, de estudiar y de ofrecer con conocimiento lo que vamos a vender. 

Hace como tres años  que queremos hacer nuestra propia cerveza, ahora pronto, porque nosotros ya cumplimos 10 años. Me parece que ya tenemos la experiencia suficiente. Tenemos los conocimientos, pero nos falta poner las manos en la masa, yo y algún maestro cervecero  y hacer nuestros propios estilos de cerveza, para agregarle un plus a este lugar, que sería bueno. Pasar de un bar cervecero a un cervecería artesanal. Si no puede ser acá, lo ideal sería que fuera cerca.

¿Consideras que la riqueza cultural que trae el barrio Yungay, un barrio en el que se juntan distintas naciones, también ha enriquecido la forma en la que se ve el bar?

Me gustaría verlos más. Viene varios venezolanos, vienen bastantes brasileños,  colombianos vienen algunos. Tengo un amigo colombiano que viene cada 15 días. También franceses viene muchos, pero viene porque les dan el dato. Me gustaría ver mucha más variedad, de personas y culturas, porque este lugar da para que la gente se sienta cómoda. 

Estamos en el barrios Yungay, pensamos en nuestro entorno, quienes viven aquí y a partir de eso empezar a hacer algo. Tiene que  haber una coherencia entre lo que tú estás haciendo y lo que el público quiere. En ese sentido no nos costó nada, porque nosotros siempre fuimos de barrio.